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@MariaColomaMM

Baudeleire, pequeños poemas en prosa.

Baudeleire, pequeños poemas en prosa.

M.C.Mairata. Munar
La angustia, la incerteza, el horror. El grito del alma ( - horror!) que clama COnrad en el corazón de las tinieblas se convierte en una constante vital para apreciar la prosa poética de Baudeleire ( el descubridor de la modernidad). Consigue extraer lo eterno de lo transitorio. En eso reside el juego de imágenes, una parábola al fin y al cabo.
Hay que tener el alma, el yo preparado para la negatividad del mundo antes de leer al poeta francés. La absorción, lo exprimido que te sientes al leer la obra facilita la transportación a otro mundo que será el conocimiento del yo del lector a través del poeta.
Una mágica constante en Baudeleire es la universalización de los sentimientos. De igual manera que hace partícipe a todo aquel receptor de sus letras de la esencia de un mundo intemporal.
Puesto que consigue abstraer a la sociedad de su momento tanto como la actual, porque las preocupaciones en su esencia son las mismas.
Sus intensas palabras hacen abrir los ojos del mundo de las sombras ( lo oscuro, la vida real) a través de la luz, que sería la mente.
Sólo con la mente puede aislarse del mundo y disfrutar de la creatividad, y en ese estado perfeccionar su sensibilidad.
La prosa de Baudeleire expresa el deseo del deseo, que hace anhelar cada vez más junto con el vicio, le proporcionan un placer momentáneo “ como el de la amante”.
Allí se muestra un vivir condenado, sus preocupaciones por el suicidio “ arre, ah so mula! A sudar, esclavo; a vivir, condenado”.
Evadirse de la realidad y llegar a otro mundo.
Este espacio, sería, quizás, la habitación desdoblada. Donde el poeta parece suscitar otro lugar fuera del tiempo y del espacio como también se ve en anywhere out of the World.
Bajo un ángulo nuevo se desprende de la realidad, que hace emerger un mundo, que encierra toda la realidad posible más allá de lo inmediato: una explosión exhaustiva del ser y de sus circunstancias.
Destacaríamos pues, la espiritualidad y renegar del mundo material y banal de la Francia del siglo XIX y de todas las Francias, en cualquier parte del mundo.
Baudeleire a punta en mon coeur mis à mu:
¿ Acaso hay algo más absurdo que el progreso, ya que el hombre, como lo demuestra la experiencia diaria, siempre es el mismo, es decir, que no existe sino en estado salvaje?.

La situación del poeta ante el mundo viene a ser como el efecto que produce el vicio y el deseo en él; de cada vez más, esa desesperación y ni con el amor que puede llegar ha encontrar, sacia esa sensación. Así lo dice él “ el amor para mi se había convertido en una pesadilla”.
Siempre estuvo estrechamente ligado a su coja y mulata prostituta, a diversas relaciones homosexuales o a amantes como Marie Daubrun (canto de otoño), Madame Sabatier, Hágale Sabatier, no encontró “nunca” el amor.
Tal vez por esta razón respecto a la mujer mantiene una actitud ambigua, en ocasiones la alaba en su facilidad para maquillarse y arreglarse ( superficialidad?). En otras exalta sus virtudes. Pero principalmente desprecia a la mujer por su condición de basarse en sus instintos más primarios y no escapar de la condición humana. La mujer es todo lo contrario a un “dandy”.
“Era la hija bastarda de un príncipe (…) quería siempre comportarse como un hombre” nos dirá Baudeleire.
Y Mallarmé dirá: “dominando el rebaño de la humanidad horrenda”.
Mallarme encuentra en su amada la justificación de la vida. La luchadora dormida en tristeza de estio, “le permitirá encontrar esa nada que ignoras me provoca” y le dirá a Baudeleire en angustia “con miedo a morir cuando me duerma solo”.

Mallarmé el “gran” poeta simbolista, amigo del pintor Manet y “discípulo” de Baudeleire. A parte de la poesía que construyen, les une ese amor por las artes plásticas del momento, sobretodo la pintura.

Así pues, Baudeleire en un artículo titulado Pintura sin mancha demuestra y destaca los vínculos que existen entre la poesía y la pintura.
Mallarmé es el gran lector de su maestro o mejor dicho de su “antepasado”.
Porque por mucho que el tiempo los separe, sólo es el concepto creado de tiempo por la sociedad. La ficción más grande creada por el hombre. La fuerza del cual se queda por debajo de la poesía ya que esta pretende evadirse de los estados transitorios.
Mallarmé por el contrario a Baudeleire encontró en el amor de su amada, tal vez, un motivo para que sus besos dejasen de ser odiosos y de que las fuentes emanasen agua y lágrimas. En el fondo una solución al miedo a despertar solo y estar en el lago “con sus ninfas y princesas” … estos son pues símbolos utilizados constantemente el la obra de Mallarmé de color dorado para esconder el verdadero color del sol ( la realidad).
El gran lector siempre se deja influenciar de la obra que lee, para escribir y para vivir o mejor dicho para vivir escribiendo. Así es como lo hace Ruben Dario con su guía simbolista: Mallarmé. Coge sus tonos azules y dorados, sus princesas y esa no realidad ( ficción?) que es una realidad de la cual florece su poesía.
Mallarmé vió morir a Baudeleire y no sólo lo vio morir sino que lo vio morir mientras vivía.
Así en el retiro de Baudeleire, aislado de Paris y cansado de la vida, recibe la visita de dos jóvenes poetas: Mallarmé y Verlaine, admirados van a mostrar su obra al maestro. Así lo demuestran los dos jóvenes, en 1865 alabando las flores del mal.
Pero el debía estar concentrado en sus pesares y ansiedades, en una ciudad que para él era un hospital, un purgatorio, una celda, un infierno y un prostíbulo; la gran ramera “donde todo lo atroz como un flor florece” ( “Epílogo a Pequeños poemas en prosa”).

Volviendo a la ficción del tiempo y a la mención que he hecho de Baudeleire como antepasado de Mallarmé. Sólo les separan veinte años, es lógico que no son antepasados ( así como lo estipula la sociedad) pero si tenemos en cuenta que el tiempo es ficción.
Podríamos coger las referencias que hace Mallarmé en el poema Igitur o la locura de Elbhenor hacia los antepasados, situando a Baudeleire como su antepasado para el cuál tiene que hacer sus deberes ( escribir su obra).
Más allá de todo lo superfluo, establecer una conversación no-real a través de su poesía en los temas principales que les motivan hacia la escritura, como podrían ser la muerte, el amor y el tiempo.
Mallarmé lee los deberes a sus “antepasados” a Baudeleire y a Poe, entre otros en sus tumbas. Baudeleire fue enterrado en 1867, en el cementerio de Montparnase. Y en 1868 se publica “ sus pequeños poemas en prosa”.

En el sepulcro de Baudeleire, Mallarmé escribe:

(…)
Que follaje seco las ciudades sin noche
Votivo podrá bendecir, como ella tranquilizarse
vanamente contra el mármol de Baudeleire.
(…)

Así pues tenemos a Baudeleire muerto, con 46 años después de haber llevado una vida a lo Poe, a lo nocturno, a lo rápido, a lo absorbente, llena de deseo insaciable…- ¿ a lo bohemio tal vez?
En la tumba de Edgar A. Poe,Mallarmé escribe “ la muerte triunfaba con esta voz estraña”.

Yo deseo, ahora, más allá de lo narrado inventar una conversación entre el maestro y el discípulo. Un diálogo. Recrearse, no es más. Dejar fluir la fantasía, todo es ficción al fin
y al cabo, “sólo” hay una realidad en este momento en mi cabeza que son estas letras que evocan a otras letras condicionadas por una fuerza interior.

Mallarmé le dirá al profesor, a su antepasado ( un símbolo que no hace más que esconder la figura de Baudeleire):
“ cuando el soplo de sus antepasados quiere
Apagar la vela (…) dice: “Aún no!”.
(…)
No mueras no te vayas, porque nunca morirás. Digamos el aún n.

“ Igitur, niño, lee los deberes a sus antepasados”.En el poema Igitur o la locura de Elbehnon que nos sirve para continuar con el intercambio de letras de los dos.
Mallarmé le dirá al mármol de Baudeleire en cansado de reposo, éxtasis puros mientras pintas la muerte.

El dialogo hablan y tocan el tema tiempo.

Mallarmé: - “ no se ha ocultado la hora en el espejo, ni se ha ocultado entre cortinajes, evocando el mobiliario por su ausente sonoridad”.

Baudeleire, desde su habitación le contestará: - No! Ya no hay minutos, ya no hay segundos! El tiempo ha desaparecido; está reinando la eternidad, ¡ una eternidad de delicias!
(…)
¡ soy la vida insoportable, la implacable vida!
(…)
Si, reina del tiempo; ha reanudado su brutal dictadura.

Del tiempo a la muerte.

Mallarmé ( obertura de heroidas) le dirá a Baudeleire:

“cuando un montón de muertos sin sarcófagos
Oloroso a resina, enigmático ofrece.
Sus trompetas de plata a los viejos abetos (…)
Son inmortales. Oh mujer, me mataría
Un beso, sino fuese la belleza la muerte(…)

Baudeleire con cara triunfante añadirá:

“ En este mundo, pero tan lleno de asco, sólo me sonríe un objeto conocido: el botellín de laudazo; ¡ vieja y terrible amante! Y como todas las amantes generosa en caricias y traiciones.”

Así pues el alumno habrá cumplido con los deberes del maestro, mandados en el poema Igitur.

1 comentario

Bet -

Colomaaaaaaaaaaaa
ets una poeta!!!
besitos